Según los datos oficiales, el déficit de Italia aumentó hasta el 12,1% del PIB en el primer trimestre de 2023. Lo vinculan a la reducción de la carga impositiva.
Se trata de un crecimiento interanual del 0,8%, desde el 11,3% registrado en 2022. Por su parte, la presión tributaria se redujo un 0,9% con respecto al mismo período. Se sitúa en el 37%.
El gobierno que encabeza Giorgia Meloni, que definió diferentes rebajas impositivas, se enfrenta ahora al desafío de retomar la senda de bajada del déficit que había trazado su antecesor, Mario Draghi.
Justamente esa bajada de impuestos es lo que hizo que el déficit de Italia aumentara, en contra de los compromisos que adquirió el país. Este dato ya había empeorado durante la pandemia del COVID-19, cuando la subida del gasto disparó el rojo fiscal.
El crecimiento del déficit es parte de las preocupaciones que expresaron a principios de año el Financial Times y la consultora Moody’s. Ambos expresaron su preocupación por la deuda pública y las posibilidades de que Italia pudiera no poder afrontar sus compromisos. Un aumento del déficit hace más difícil esos pagos.
