La calificadora de riesgo Moody’s revisará la calificación de la deuda pública de Italia el 19 de mayo, pero ya cuestiona algunos elementos de su sostenibilidad.
“Italia es actualmente el único [estado] soberano con calificación Baa3 con perspectiva negativa“, señala un informe emitido por la empresa. Se trata de la última nota del considerado “aprobado” y podría terminar con el país con calificación de bono “basura”. O, técnicamente, nivel “especulativo”.
Entre los motivos que Moody’s cita para la dureza de la calificación de la deuda italiana está el nivel de déficit. La diferencia entre ingresos y gastos será este año del 8% del PIB. Es el nivel más alto de la Unión Europea, aunque el año próximo debería bajar del 4%.
Por otra parte, el país es el segundo con más deuda en relación a su PIB en la Unión, solo superado por Grecia. En total, se trata de un 144% de la producción nacional bruta.
De producirse la bajada de la calificación, la deuda pública de Italia podría tener problemas, especialmente para la capacidad de tomar nueva para refinanciarse, en momentos en que los gastos por la recuperación económica y la Guerra en Ucrania siguen siendo elevados.
Estos niveles de endeudamiento y de gasto se originan en la pandemia. Las ayudas y la cobertura de gastos, sumada a la caída de la actividad económica, llevaron a un fuerte crecimiento de la deuda y el déficit.
La advertencia de Moody’s, que publica ElDiario.es, se suma a la que hiciera el Financial Times. El medio especializado alertó en enero sobre una potencial crisis de deuda en el país.
Los cuestionamientos de Moody’s
“Existen mayores riesgos de que el Plan de Recuperación de Italia no se implemente por completo”, lanza Moody’s en su informe. Esto podría deberse a “la débil capacidad administrativa de algunos gobiernos locales, las limitaciones en el mercado laboral y de productos, la alta inflación y el hecho de que algunos proyectos han resultado ser más ambicioso de lo previsto originalmente”.
Por otro lado, “la desaceleración del crecimiento y los mayores costes de financiación pueden dañar aún más la posición fiscal de Italia”. Aunque reconoce que “se han tomado medidas importantes para reducir el consumo de gas y diversificar el suministro al margen de Rusia, la dependencia significativa mantiene el riesgo de escasez y de otra escalada de los precios”.