El 24 de julio, en la reunión en la Farnesina en ocasión de la XIII Conferencia de los Embajadores y Embajadoras Italianos, el presidente de la República, Sergio Mattarella, pronunció un discurso en el que habló de la política exterior en un contexto de incertidumbre, subrayando que “el cambio reside en la capacidad de incidir positivamente, con constancia y aplicación, en los procesos en curso, sin contrastes y arriesgadas fugas hacia adelante”.
El jefe del Estado subrayó como la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) “hayan sido resortes sólidos y eficaces merced a los que Italia ha podido contribuir activamente a los pasajes fundamentales que han caracterizado la historia reciente de nuestro continente, proyectando en un cuadro más amplio nuestros intereses nacionales, testimoniando los valores de nuestra cultura y sosteniendo nuestras prioridades, desde la libertad hasta la paz, desde la apertura de los mercados hasta la valorización de la contribución de nuestro sistema productivo, desde el Mediterráneo hasta la estabilización de los Balcanes, hasta la participación en grandes proyectos en campo energético e infraestructural”.
Siguió afirmando que la UE “representa el primer perímetro de acción de nuestra diplomacia, de nuestra misma proyección internacional. La Unión no es otro con respeto a nosotros mismos” – dijo. Y criticó: “limitarse a lamentar las molesteias, a afirmar una ineptitud suya en ofrecer resultados esperados peligra aparecer un ejercicio autodestructivo, una declaración de fracaso en incidir sobre sus decisiones”.
El presidente dijo: “La Unión debe ser constructivamente solicitada a responder con acciones que reflejen plenamente el impulso ideal y la fuerza, porque a través de ella podemos hacer emerger de la mejor manera nuestras fortalezas, aportar nuestra contribución de ideas y nuestra visión del mundo y de las relaciones internacionales”. Según sus palabras la UE “es el lugar donde confrontarse y lograr — en el necesario respeto recíproco — contestar a los retos”.
Luego hizo una advertencia sobre una visión intergubernamental propia sobre todo “de algunos países de reciente adhesión” según la cual la UE es un “conveniente cuadro donde los Estados miembros colaboran, en el plano económico y comercial, manteniendo bien firme en sus distintas manos la formulación de estrategias y decisiones”. Según Mattarella, esa visión, que está prevaliendo también en algunos países fundadores, “puede desarrollarse en una orientación que puede volverse una consolidada concepción de fondo. Una fase de glaciación en la vida de la Ue”.
Hablaron también el secretario general de la Farnesina, Elisabetta Belloni, y el ministro de los exteriores, Enzo Moavero, que hizo referencia a la importancia del continente africano.
La conferencia seguirá por otros dos días: el 25 los embajadores se confrontarán sobre los retos y oportunidades internacionales, y el viernes 26 el primer ministro, Giuseppe Conte, cerrará los trabajos.