Los análisis de ADN corroboraron que los restos óseos hallados en la Nunciatura de Roma no pertenecen a Emanuela Orlandi, la joven desaparecida hace 35 años.
Tampoco guardan relación con Mirella Gregori, la otra adolescente que desapareció solo 40 días antes que Emanuela.
Los encargados del peritaje indicaron que los hallazgos se remontan sin duda a un período anterior a 1964, cuando las dos adolescentes aún no habían nacido.
Tanto Emanuela como Mirella tenían 15 años en el momento de su desaparición, en 1983.
La Fiscalía de Roma confirmó que el esqueleto pertenece a un hombre. El sexo se pudo determinar tras identificar el cromosoma Y en el ADN extraído del fémur.
