El artículo 41 bis se empezó a aplicar tras los atentados mortales en 1992 contra los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en Sicilia. Impone fuertes restricciones y al ser el más duro del servicio penitenciario de Italia suele aplicarse solo a mafiosos y en casos de terrorismo.
El líder anarquista Alfredo Caspito mantiene una huelga de hambre para que le revoquen este artículo.
Todo aquel quien cumpla condena bajo el 41 bis debe vivir en una celda individual sin contacto con el resto de presos y sin acceso a las zonas comunes.
Solo en algunos casos se le concede un par de horas al aire libre, siempre solos, y está sometido a una vigilancia permanente por agentes que no pueden mantener contacto con otros funcionarios.
El preso podrá recibir una visita al mes de una hora de sus familiares, separados por una mampara blindada, sin posibilidad de contacto física.
Por otro lado, se controlará toda su correspondencia y no tendrá acceso a libros o revistas
La dureza del 41 bis ha recibido fuertes críticas: el Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura lo ha considera “inhumano” y ha sido cuestionado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, mientras que en 2007 EEUU negó la extradición a Italia del mafioso Rosario Gambino alegando que ese sistema “equivale a la tortura”.
En la actualidad, hay 728 reos sometidos al 41 bis, incluidas 12 mujeres.