El premier, Mario Draghi, regresó a Italia luego de la cena del 29 de junio de los líderes de la OTAN en Madrid, un día antes de lo previsto debido a las tensiones en el Ejecutivo y a los rumores de una crisis de gobierno.
La cumbre de la Alianza Atlántica en España, en la que se decide los pasos a seguir en la guerra contra Rusia en Ucrania, en la que participan Joe Biden de EEUU, Emmanuel Macron de Francia, Olaf Scholz de Alemania y otros líderes de la Unión Europea, continuará sin el primer ministro italiano.
¿El motivo? La creciente tensión en el Gobierno en la que algunos se animan a deslizar que está “al borde de la ruptura”. Sin embargo, algunas horas atrás, Draghi aseguró en Madrid: “El Gobierno no cae”.
Sin embargo, el líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y expremier, Giuseppe Conte, está furioso. Se dirigió al Quirinale para conversar durante una hora con el presidente de la República, Sergio Mattarella, porque sospecha que Draghi realmente pidió su cabeza a Beppe Grillo, fundador del movimiento.
Una circunstancia que las fuentes de la Presidencia del Consejo niegan rotundamente.
“Me parece sinceramente grave que un primer ministro técnico, que ha tenido su investidura con nosotros, se entrometa en la vida de las fuerzas políticas, que además lo apoyan”, denunció Conte al asegurar que estaba “desconcertado”.
El ex primer ministro también dijo que las supuestas llamadas telefónicas entre Draghi y Grillo son la “confirmación de que el establecimiento de un nuevo grupo” por parte de Luigi Di Maio, que dejó el M5E “y otras iniciativas similares responden a maniobras lógicas del palacio”.
Y luego está la Lega, tentada a salir de la mayoría antes que el M5E.
Esta es la situación que Draghi encuentra este jueves 30 a su regreso a Roma. Una situación que el ministro de Asuntos Exteriores Di Maio enmarca de la siguiente manera: “Durante días, mientras el gobierno italiano ha estado involucrado en importantes cumbres internacionales, todas esas tensiones se han alimentado con debates y declaraciones surrealistas, que claramente amenazan la celebración del Ejecutivo. Esta dinámica solo corre el riesgo de debilitar la credibilidad de Italia”.
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