Save the Children ha difundido los resultados preocupantes de una investigación llevada a cabo por el instituto 40 dB sobre una muestra de más de 1.000 niños entre los 8 y los 17 años y de sus padres.
El 39,9% de las familias se encuentra en dificultades económicas aún por causa de la emergencia COVID-19. Entre los que tienen mayores dificultades, el 14,8% de los padres ha perdido el trabajo definitivamente, más que la mitad temporalmente y seis cada diez sufren una reducción de las entradas.
El porcentaje de familias que reciben ayuda estatal ha pasado del 18,6% al 32,3%
Así, si ya en Italia 1,2 millones de niños estaban en condiciones de pobreza absoluta, ahora otro millón corre el riesgo de añadirse, pasando del 12% al 20%.
La pobreza se refleja también en la posibilidad y capacidad de seguir las lecciones de la didáctica a distancia. Más de cuatro menores de cada 10 viven en viviendas superpobladas, donde no hay espacios adecuados para el estudio.
El 12,3 % no tienen ordenador o tabletas para conectarse; en el sur se llega al 20%
Entre los que sí tienen instrumentos, el 57% tiene que compartirlos con otros familiares.
Además, solo el 30% de los menores tiene competencias digitales suficientes como para poder usar sin dificultad las plataformas en línea.
Por todas estas razones el 39,9% de los padres cree que el ritmo escolar de sus hijos ha empeorado. Entre los que se encuentran en mayores dificultades económicas, el 72,4% quisiera una mayor ayuda por parte de los maestros, y el 71,5% quisiera un acceso más simple a la didáctica a distancia.
Las actividades a distancia de los hijos son consideradas más pesadas por el 63,3%, difíciles por el 59,3% y excesivas por el 46,7%.
Por su parte, los menores confiesan mayor dificultad en hacer sus deberes en un caso de cada cinco. Entre los que viven en contextos familiares con privaciones socioeconómicas, el 22,4% piensa necesitar mayor soporte porque no se siente seguro en el estudio de las asignaturas escolares.