El ministro del Interior de Túnez, Kamel Fekih, habló de las migraciones irregulares como un tema que requiere sacrificios y concesiones mutuas por parte de los países más ricos del mundo.
El ministro se dirigió a las ONG internacionales acusándolas de manipular el expediente migratorio al servicio de los intereses de los europeos, reiterando la firme posición de su país que pretende defender exclusivamente sus fronteras y se preocupa por aplicar sus leyes internas al remarcar que no serán los gendarmes para los fronteras de los demás.
Túnez, añadió, es un Estado que no puede acoger flujos masivos de migrantes irregulares más allá de sus capacidades sociales y financieras, ni puede ser país anfitrión.
El ministro concluyó señalando cómo toda política eficaz sobre el tema pasa necesariamente por un amplio consenso a nivel mundial sobre soluciones radicales que ofrezcan los requisitos de una vida digna a los ciudadanos de los países subsaharianos.
Túnez es el Estado más cercano a la isla de Lampedusa, donde cada día se producen desembarcos con decentas de migrantes.