La primera ministra, Giorgia Meloni, aseguró en su visita a Caivano, al sur de Nápoles, una localidad con graves problemas de delincuencia y abandono, que en Italia “no pueden existir zonas francas” para la criminalidad.
La visita se da luego de que dos niñas de 11 y 12 años hayan sido agredidas sexualmente.
La premier se reunió con el párroco local, Maurizio Patriciello, de la iglesia de San Paolo Apostolo, un referente en la lucha contra el crimen organizado.
Prometió que un complejo deportivo abandonado y en ruinas, lugar sospechoso de ser el escenario de algunas de las presuntas violaciones que han tenido lugar en los últimos años, sería reparado y estaría operativo para primavera.