El Gobierno autorizó a los comune a aumentar hasta los 10 euros la tasa turística que se cobra a quienes pernocten en las ciudades más visitadas.
La decisión, incluída en el Presupuesto, eleva el límite que cada localidad turística puede solicitar en ese concepto a los viajeros. Hasta ahora, ese tope era de 5 euros.
Es decir, que el Ejecutivo ha dispuesto que se pueda duplicar esta tasa que significa un recargo para los viajeros. Este tipo de cobros están pensadas para, por un lado, intentar regular el tráfico de los turistas que atestan algunas de estas ciudades.
Pero, además, la tasa turística dota a los municipios, de una forma eficaz, de fondos para atender las necesidades de servicios que generan los propios turistas.
Esto no gusta a los turistas. Pero, especialmente, enfrenta al Gobierno con los hoteleros. “Tasar a los turistas no nos parece una buena idea”, lanzó Vittorio Messima, presidente de la asociación de operadores del sector turístico Assoturismo Confesercenti.
“Es un riesgo desalentar a los visitantes, sobre todo a las familias. Es exactamente lo opuesto de lo que deberíamos hacer”, agregó. Calculó que, para una familia de cuatro integrantes, la tasa turística implica un sobrecosto de 280 euros adicionales.
Sin embargo, un cambio en la norma limita la cantidad de urbes que podrán cobrar. Sólo será para los sitios donde “la presencia de turistas es 20 veces superior al número de residentes”.
Los datos no serán propios de cada comune sino que deberá proporcionarlos el Instituto Nacional de Estadísticas (ISTAT). Y tendrán que referirse a la media de los tres años precedentes al año en el que se solicita la aplicación del impuesto.
Pero Assoturismo Confesercenti realizó un estudio que indica que los principales destinos estarán afectados. De esa forma, Siena, Florencia, Venecia, Pisa y Rímini podrían cobrarlo.