El funeral de Benedicto XVI fue inédito. Como explicó AhoraRoma.com, fue la primera vez en medio milenio que un papa ofició las exequias de su antecesor.
Como marca la tradición, su cuerpo fue velado en capilla ardiente durante tres días, en la Basílica de San Pedro. Al menos 100.000 fieles se acercaron a dar su último adiós al papa alemán.

Una vez colocado en el féretro con el que fue enterrado, el cuerpo de Benedicto XVI fue conducido a la Plaza de San Pedro. Allí se realizó la misa funeral, presidida por Francisco.

Al final de la celebración, el papa argentino se acercó a dar una bendición al féretro y rezar una pequeña oración junto al cuerpo de su antecesor.

El lugar final de descanso
Concluida esta ceremonia, un grupo de hombres condujo los restos de Joseph Ratzinger a la cripta de la basílica, cerca de donde, según la tradición, estuvo San Pedro.

La tumba elegida por el papa emérito fue la misma en la que descansaron Juan Pablo II y Juan XXIII. Ambos fueron trasladados a otros espacios cuando se los declaró beatos y, luego, santos.
El final de la jornada fue algo más íntimo, con un momento para despedirlo sus asistentes. Su secretario privado y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gänswein, y las cuatro laicas consagradas que lo cuidaban en el monasterio Mater Eclesiae, hicieron una última oración.
A partir de la próxima semana, una vez acondicionado el espacio, los fieles ya podrán volver a visitar la cripta.
