El papa emérito Benedicto XVI será el primer pontífice en dar testimonio en un juicio por un caso de encubrimiento de abusos sexuales.
Según la acusación, cuando era obispo de Múnich, aceptó recibir en su diócesis a Peter Hullermann, un ex sacerdote condenado por abusar de varios hombres. El que lo denuncia tiene hoy 58 años.
El pontífice emérito aceptó, a sus 95 años, testificar en la causa civil que busca saber las condiciones del encubrimiento del sacerdote, que pasó por varias diócesis en las que era acusado por abusos. Finalmente, recién en 2010 fue destituido y recluido en un monasterio.
La causa intenta dilucidar por qué el obispo Ratzinger aceptó acoger a ese prelado. Los acusadores señalan que podría haberse tratado de un caso de encubrimiento, ya que comenzaba a haber denuncias en el sitio en que estaba previamente.
La respuesta de Benedicto XVI
En enero de 2022, el propio Bendicto XVI reconoció lo que antes había negado: que había participado en la reunión en que se definió el traslado del sacerdote que luego sería condenado.
Pero el papa emérito niega que en esa reunión se hablara de encubrimiento de abusos sexuales o se explicaran los motivos del traslado. Según él, se argumentaron motivos médicos.
“Los documentos muestran que en la reunión en cuestión no se trató el hecho de que el sacerdote hubiera cometido abusos sexuales. Se trataba exclusivamente del alojamiento del joven sacerdote en Múnich, porque tenía que hacer terapia allí. Esta petición fue atendida. El motivo de la terapia no se mencionó durante la reunión”, se difundió desde el Vaticano.
En una carta pública, agregó que aunque sentía “gran vergüenza y profundo dolor” por los casos de abuso en la Iglesia, pero que el “error” sobre su presencia en ese encuentro no lo convertía en “un mentiroso”.
Por su edad y porque se trata de una causa en el fuero civil, en ningún caso esta investigación podría determinar la entrada en prisión del papa emérito.