El Papa proclamó santo a Artémides Zatti, un enfermero y laico saleciano. Francisco lo canonizó por un milagro ocurrido en Filipinas.
El nuevo santo “fue un ejemplo vivo de gratitud. Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura. Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás”, explicó Francisco durante su homilía.
Zatti nació el 12 de octubre de 1880 en Boretto. A los 17 años emigró a Argentina con sus padres y sus 7 hermanos. Allí se instaló primero en Bahía Blanca, a 800 kilómetros al sur de Buenos Aires, y luego en Viedma, una ciudad en la costa patagónica, a casi 1000 kilómetros de la capital.
Allí, luego de curarse de turberculosis, se dedicó a ayudar a los más pobres como enfermero, según una promesa que habría hecho a la Virgen María. Así, la Iglesia lo recuerda por su ayuda constante a los más necesitados. El nuevo santo murió el 15 de marzo de 1951.
es el tercer santo argentino y el primero laico. atendió a ceferino namuncurá, beato católico y “santo popular” argentino
“Don Zatti” ya era una muy reconocido en su ciudad, capital de la provincia de Río Negro. Una avenida, un barrio, un hospital y una capilla católica ya llevaban su nombre.
Además, aunque fue laico, fue coadjutor (una especie de ayudante) de los salesianos, a los que estuvo vinculado toda su vida.
Además, Francisco canonizó a Giovanni Battista Scalabrini (1839-1905), obispo de Piacenza y fundador de la Congregación de los Misioneros de San Carlo. Pasa a ser patrono de los migrantes, un tema muy importante para el Papa.