El año pasado una foto que retrataba a Mustafá y a su padre Munzir Al-Nazzal riendo, a pesar de todo, dio la vuelta al mundo. Y ahora llegaron a Italia, gracias a donaciones.
La guerra en Siria dejó al padre sin una pierna y, por un ataque con gases tóxicos que tuvo que respirar la madre durante su embarazo, hizo nacer al pequeño sin sus brazos ni piernas.
El año pasado, el fotógrafo Mehmet Aslan los fotografió en Turquía, donde viven en un campo de refugiados. El gesto alegre de un abrazo se ha vuelto un icono de lo cruel que es la guerra, pero también de la ternura que, a veces, la derrota.
Gracias a esa imagen el autor ganó el Siena International Photo Awards. Y desde esa ciudad de la Toscana comenzó una recogida de fondos que ya alcanzó los 100.000 euros.
En el mes de febrero, el niño sirio y su padre se trasladarán a Bologna, donde un centro especializado les proveerá de prótesis electrónicas para ambos. La acción contó con el apoyo de la embajada de Italia en Ankara y el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados que se movilizaron para su acogida en Italia.
En una entrevista reciente con La Repubblica, Munzir lamentaba que el dinero que reciben de la Media Luna Roja apenas les alcanza para “leche y pañales”. “Soy un lisiado y nadie me ofrece trabajo. Mustafa necesita cirugía y prótesis electrónicas. Las ONG nos toman fotos y luego se van diciendo que nos ayudarán, pero no es verdad”, decía. Pero algo ha cambiado.
La familia pasará los primeros días en Siena, huéspedes de Caritas, durante el tiempo necesario para la cuarentena y los exámenes clínicos. Luego irán a Bologna, al Centro de Prótesis Vigorso de Budrio.