Al menos 53 personas murieron y otras 117 personas han desaparecido tras el naufragio en el Mediterráneo de una embarcación con 120 inmigrantes a bordo. Tres supervivientes fueron rescatados por un patrulla de la Marina Militar italiana a 50 millas de las costas de Libia.
Este fin de semana ocurrieron dos naugragios que enciendieron la alarma de las ONG que patrullan la zona
Unas 53 personas murieron en el mar de Alborán, en el Mediterráneo occidental, de acuerdo con información difundida el sábado por varias ONG.
En el segundo naufragio hay 117 personas que están oficialmente desaparecidas, aunque todo indica que también perdieron la vida.
Las autoridades italianas explicaron que uno de sus aviones localizó este viernes una barcaza con 25 personas a bordo que estaba hundiéndose y lanzó dos botes. Inmediatamente después, un helicóptero militar partió hacia la zona pero cuando llegó solo pudo rescatar a tres personas en estado de hipotermia, uno en el agua y dos en uno de los botes salvavidas. El otro bote estaba vacío.
La operación de búsqueda de los desaparecidos continúa bajo la supervisión del Centro de Coordinación de Rescate Libio, informa la Marina Militar italiana.
Entre las personas desaparecidas, hay unas 10 mujeres, una de ellas embarazada, y dos niños. Los migrantes procedían de Nigeria, Camerún, Gambia, Costa de Marfil y Sudán.
“No se puede permitir que continúe la tragedia del Mediterráneo”, alertó Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. “No podemos hacer la vista gorda ante la gran cantidad de personas que mueren a las puertas de Europa. No se deben escatimar esfuerzos por salvar vidas en peligro en el mar”, agregó.
Por su parte, el ministro del Interior, Matteo Salvini, se refirió a las tragedias y denunció que “el tráfico de personas continúa matando”. Además, ratificó que los puertos italianos permanecerán cerrados.
Buon sabato Amici.
Una riflessione: tornano in mare davanti alla Libia le navi delle ONG, gli scafisti ricominciano i loro sporchi traffici, le persone tornano a morire. Ma il “cattivo” sono io. Mah…
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