Tras el escándalo por el decreto fiscal, la cúpula del Gobierno logro un acuerdo sobre el tema. O al menos, eso es lo que intenta transmitir.
El ministro de desarrollo económico, Luigi di Maio, consiguió que las empresas de capitales extranjeros estén sometidas al control fiscal.
Por su parte, el ministro del Interior, Matteo Salvini, logró que se mantengan cierta tolerancia fiscal -condonación de deudas- para los evasores.
A decir verdad, el decreto casi no sufrió cambios radicales. ¿Quién ganó? Nadie. La grieta que se creo por la denuncia del Movimiento 5 Estrellas por una presunta “manipulación” del texto de parte de La Lega, solo logró evidenciar las diferencias que surgirán en un Gobierno de alianza.
Increíblemente, el escándalo público llevó a Salvini a pronunciar su frase más coherente desde que llegó al poder: “Los problemas no se resuelven en televisión”.