La reunión que se llevó a cabo en Viena a la que asistieron ministros europeos y africanos para tratar cuestiones migratorias tuvo sus momentos tensos. En particular cuando tomó la palabra el ministro de Interior, Matteo Salvini, uno de los exponenentes antimigración.
“Escuchaba a algunos ministros decir que necesitamos de la inmigración porque la población europea está envejeciendo, yo tengo un punto de vista totalmente distinto. Pienso de estar al frente del Gobierno para ayudar a nuestros jóvenes a tener hijos, no a sustituirlos por esclavos africanos“, expuso Salvini.
Luego respondió al ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn que comenzaba a quejarse por lo bajo: “Su punto de vista no es el mío. Si Luxemburgo necesita inmigración, yo en Italia prefiero a los italianos”.
En ese instante llegó la interrupción. “Cuide su dinero para ayudar a darle de comer a sus hijos”, gritó Asselborn para remarcar que muchos italianos abandonaron su tierra. “Una mierda”, concluyó indignado tras sacarse los auriculares con la traducción simultánea.
Finalmente, la cumbre de ministros no llegó a ninguna solución para enfrentar la crisis de refugiados que vive el continente, aunque el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramópulos, sostuvo que fue un “buen encuentro” y que se “han aclarado todos los aspectos para encontrar soluciones comunes”.
La intención de algunos países —Italia incluida— es firmar nuevos tratados que permitan gestionar asilos fuera de la Unión Europea. Sin embargo, ninguno de los países africanos presentes en el encuentro se manifestó estar dispuesto a apoyar esta iniciativa.
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