Mientras que en Rusia comenzaron los tres días de comicios que, como es de esperar, consagrarán por un nuevo periodo -el quinto- al actual presidente, Vladímir Putin, los ataques en las zonas fronterizas como Bélgorod y en los territorios en disputa como Odesa, no cesan.
Según autoridades ucranianas, un ataque con misiles ruso en Odesa mató al menos a 14 personas e hirió a otras 46. Un primer misil golpeó casas y cuando los equipos de rescate llegaron al lugar aterrizó un segundo misil: entre las personas asesinadas se encuentran un paramédico y un operador del servicio de emergencias.
Por su parte, en este 15 de marzo, Rusia ha denunciado “ataques contra civiles rusos a fin de socavar las elecciones” e intentos por penetrar las fronteras rusas.
El mismísimo Putin hizo referencia a este episodio y aseguró que los “saboteadores huyeron” y que “habrá consecuencias”.
Mientras tanto, Francia, Alemania y Polonia continúan enalteciendo el Triángulo de Weimar y Emmanuel Macron sigue sin descartar el envío de tropas, aunque es consciente de que eso conllevaría a una “escalada”.
Por su parte, el canciller italiano, Antonio Tajani, sostuvo que “la OTAN no debe entrar en Ucrania” y remarcó que espera “que no ocurra”, ya que eso significa “arriesgarse a la Tercera Guerra Mundial”.
“Defendemos el derecho internacional y la libertad de Ucrania pero no vamos a la guerra con Rusia, le damos a Kiev herramientas militares, económicas, técnicas de todo tipo, pero ir a hacer la guerra me parece un error y todos los italianos, y todas las personas de sentido común, no quieren esto”, evaluó Tajani.
“Nuestros militares hacen bien lo que hacen en el mar Rojo para proteger nuestros barcos, lo hacen bien en Líbano, África e Irak, son portadores de paz y libertad, no estamos en guerra con Rusia”, concluyó.
Rusia, EEUU y el resto de la OTAN miden sus fuerzas en Ucrania. Desde entonces, todo el viejo continente se ve bajo una amenaza nuclear y ante el desconcierto de la posible Tercera Guerra Mundial.