Nadie puede negar la intensidad del amor que los napolitanos sentían por Diego Armando Maradona, un sentimiento que el propio Maradona devolvía con igual pasión.
Esta conexión especial entre el legendario futbolista argentino y la ciudad de Nápoles ha sido tema de conversación desde hace décadas, y recientemente, su hijo, Diego Junior, ha compartido nuevos detalles sobre esta relación en una entrevista con el Corriere della Sera.
En la entrevista, Diego Junior reveló el sueño que su padre nunca pudo cumplir: “Entrenar al Napoli”, aseguró.
A pesar de la tumultuosa relación que tuvieron en el pasado, Junior describe cómo su vínculo con Maradona se transformó con el tiempo en una relación de padre e hijo llena de amor y complicidad.
“Él era un padre, mi padre. Siempre incluso cuando no lo era, incluso cuando me sentía abandonado, rechazado”, confesó.
“Me preguntaba: ¿por qué no puedo verlo? Pero no hubo respuestas. ¿Cuándo supe que era mi padre? Desde que tengo memoria, desde pequeño. Lo mejor que pudo haber hecho mi madre fue decirme enseguida que yo era hijo de Maradona”.
Maradona siempre tuvo un profundo amor por Nápoles y sus habitantes, y según Junior, el día en que el Napoli ganó su primer campeonato fue el “pico de la felicidad” para él.
“Del primer campeonato me contó que la alegría era incontenible porque sentía que había ganado para toda una ciudad y estaba convencido de que ese día era el pico de la felicidad para él”, relató Junior.
La llegada de Maradona al Napoli en 1984 marcó un antes y un después en la historia del club.
“Nunca en Italia, me dijo que le molestaban los insultos en las canchas de las ciudades del norte porque sentía el sufrimiento de los napolitanos. Él quería entrenar al Napoli”, insistió Junior.
Bajo su liderazgo, el equipo logró conquistar numerosos títulos, incluyendo dos Scudettos y una Copa de la UEFA, convirtiéndose en un verdadero ídolo para la ciudad y sus habitantes.
El legado de Maradona en Napoli va más allá de los logros deportivos. El campeón del mundo se propuso convertirse en el ídolo de los niños pobres de Nápoles, compartiendo con ellos su pasión por el fútbol y trayéndoles un sentido de orgullo y pertenencia.
La muerte del Pibe de Oro en 2020 dejó un vacío inmenso en el corazón de los napolitanos, pero su legado perdurará para siempre en la memoria de la ciudad y de sus fanáticos.
