La tredicesima edición del EY Future Consumer Index revela que el 91% de los consumidores italianos manifiesta preocupación por su situación económica, mientras que el 81% se inquieta por la economía del país en general.
Esta encuesta, realizada a más de 22.000 ciudadanos en todo el mundo, con un enfoque en 500 italianos, destaca los cambios en los comportamientos del consumidor tras la incertidumbre geopolítica y económica global.
Entre las mayores preocupaciones de los encuestados, el 75% señala el aumento de precios en servicios básicos como electricidad, gas y agua, seguido por el 73% que menciona el encarecimiento de alimentos y combustibles.
En el segundo lugar de las inquietudes se encuentran temas relacionados con la salud, siendo el 62% de la opinión que los costos para acceder a servicios de salud de calidad son demasiado elevados.
Ahorro y medioambiente
Las incertidumbres económicas, las presiones inflacionistas y el cambio climático han influenciado significativamente los hábitos de consumo de los italianos.
El 76% planea ser más cauteloso en sus gastos, mientras que más del 38% tiene la intención de pasar más tiempo en casa en busca de ahorros.
Este cambio se traduce en acciones más sostenibles, como la reducción del desperdicio de alimentos (94%), la reparación en lugar de la sustitución de objetos (75%), un mayor enfoque en el reciclaje (56%) y la conservación del agua (41%).
Las empresas se ven desafiadas a satisfacer la demanda de productos más asequibles y centrados en la calidad, la salud y la sostenibilidad. Además, el 75% de los consumidores ha reducido la compra de objetos físicos principalmente para ahorrar, pero también para ayudar al medioambiente (43%).
¿En qué deciden gastar menos los italianos?
En cuanto a las categorías en las que se prevé gastar menos, se encuentran:
- Accesorios de moda (66%)
- Ropa y calzado (53%)
- juguetes y gadgets (49%)
- Electrónica de consumo (48%)
- Belleza y cosmética (47%)
- Muebles para el hogar (43%)
- Automóviles (40%)
Después de las preocupaciones económicas, la salud física y mental ocupa el segundo lugar entre las prioridades de los consumidores.
El estrés vinculado a la situación económica y las inquietudes sobre el escenario internacional llevan a una mayor atención de las personas hacia su salud personal, con una creciente demanda de alimentos más saludables.
En conclusión, los consumidores continúan priorizando la vida en el hogar, esforzándose por ahorrar costos y centrándose en la calidad del producto y la relación calidad-precio.
Este enfoque se traduce en un regreso significativo a las compras en línea, con el 39% prefiriendo este método, el 50% combinando compras en línea y en tiendas físicas, y solo el 11% optando por la experiencia exclusiva en la tienda física.
