El Papa Francisco ha elevado su voz contra la subrogación de vientres, describiéndola como “deplorable”. En sus palabras, el sumo pontífice calificó la práctica como una grave violación de la dignidad de la mujer y del niño, basada en la explotación de sus necesidades materiales.
Durante mucho tiempo, la Iglesia católica ha mantenido una postura opuesta hacia la gestación subrogada y la fertilización in vitro, alegando que despersonalizan la concepción y disponen de embriones, equiparando esto al aborto.
En su último discurso, el Papa expresó su esperanza de que la comunidad internacional trabaje hacia la prohibición universal de la subrogación.
Aunque la subrogación es ilegal en Italia y en varios países, y está restringida en el Reino Unido, el papa Francisco abogó por una prohibición más amplia.
El líder de la Iglesia católica también ha mostrado su inquietud por la cultura de la muerte, especialmente en Occidente, donde señaló la continua propagación de prácticas que descartan a los niños, ancianos y enfermos en nombre de una falsa compasión.
Este pronunciamiento del Papa se suma a sus recientes cambios en la postura de la Iglesia hacia las personas LGBTQ+, permitiendo formalmente bendiciones para parejas del mismo sexo.
Sin embargo, reiteró su oposición al aborto y a la subrogación, calificando esta última como una “práctica inhumana”.
La postura Francisco también coincide con su preocupación por las tasas de natalidad decrecientes, particularmente en Italia, y su llamado a los líderes políticos para abordar los factores económicos y sociales que obstaculizan la decisión de las parejas jóvenes de tener hijos.
La primera ministra, Giorgia Meloni, se une a esta postura, oponiéndose firmemente a la subrogación.
