En Italia, un número creciente de mujeres se enfrenta a la difícil decisión de postergar la maternidad, y las razones son claras: salarios bajos, empleo precario y limitadas opciones de cuidado infantil.
Giada, escritora de 30 años en Italia central, y Chiara, estratega de redes sociales de 26 años en Padua, comparten historias similares, ilustrando los desafíos que las mujeres enfrentan al considerar la maternidad en un país con la tasa de empleo femenino más baja de la Unión Europea y una marcada brecha salarial de género.
Giada, con un contrato a tiempo parcial como escritora especializada en ciencia, gana aproximadamente 800 euros al mes.
A pesar de tener estabilidad laboral, la precariedad financiera la lleva a postergar la idea de ser madre junto a su novio. La inestabilidad laboral y la falta de garantías en el empleo son factores determinantes, publica Al Jazeera.
Chiara, por otro lado, con un contrato de aprendizaje que le otorga alrededor de 1.200 euros al mes, enfrenta la misma realidad. La imposibilidad de ahorrar y la incertidumbre financiera hacen que la planificación familiar sea una tarea difícil de abordar.
Este fenómeno se refleja en las estadísticas oficiales que muestran que las mujeres italianas, en promedio, tienen su primer hijo después de los 31 años.
En 2022, el 62% de los bebés nacieron de madres entre los 30 y 39 años. La tasa de fertilidad en Italia es de 1,24 hijos por mujer, una de las más bajas de Europa.
Las dificultades no solo radican en las condiciones laborales, sino también en la carga desproporcionada de las mujeres en las responsabilidades de cuidado. En 2021, el 72% de las renuncias laborales fueron presentadas por mujeres, mayormente atribuidas a las dificultades de equilibrar trabajo y cuidado infantil.
A pesar de las dificultades, el Gobierno ha anunciado medidas para apoyar a las familias, incluyendo cuidado gratuito para el segundo hijo, exención temporal de contribuciones a la seguridad social para mujeres con dos o más hijos y beneficios para las empresas que contraten madres en contratos permanentes.
Aunque estos incentivos pueden ser útiles, expertos como Chiara Daniela Pronzato, profesora de demografía en la Universidad de Turín, sugieren que se debería poner más énfasis en servicios a largo plazo, como la construcción de nuevas guarderías y la oferta de educación a tiempo completo y actividades extracurriculares en las escuelas.
Esto, argumenta, sería un paso más significativo hacia un futuro donde la comunidad y el Estado, no los hogares individuales, se encarguen del cuidado y el bienestar de los niños.
