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Primer suicidio asistido con el apoyo del sistema de salud

Hospital.
Hospital. (Imagen referencial)

En un acontecimiento que marca un hito en Italia, una mujer triestina de 55 años, identificada como Anna, ha fallecido el 28 de noviembre en su hogar en Trieste después de llevar a cabo el suicidio asistido mediante la autosuministración de un fármaco letal.

La información fue dada a conocer por la asociación Luca Coscioni este 12 de diciembre.

Anna, afectada por esclerosis múltiple secundariamente progresiva, se convierte en la primera persona italiana en completar el procedimiento establecido por la Corte Constitucional con la sentencia Cappato, con la asistencia directa del Servicio Sanitario Nacional (SSN).

Según la asociación, esta es la tercera persona seguida por ellos que accede a la muerte voluntaria asistida en Italia, siendo la quinta en obtener la aprobación y la primera en la región de Friuli Venezia Giulia.

Según el comunicado de la asociación Luca Coscioni, el Tribunal de Trieste emitió una orden que permitió la provisión del fármaco letal y la instrumentación por parte del SSN.

Además, un médico designado por la agencia de salud, de manera voluntaria, brindó apoyo a la acción solicitada por Anna, respetando los límites establecidos por la orden judicial.

Filomena Gallo, abogada y secretaria de la asociación Luca Coscioni, destaca que Anna es la primera persona enferma que ha visto reconocido por los médicos que la asistencia continua es vital, incluida la dependencia mecánica no exclusiva garantizada mediante el uso de soporte ventilatorio durante las horas de sueño nocturno.

La historia de Anna incluye un proceso legal en el que buscó la aplicación de la sentencia ‘Cappato’. Depositar personalmente un informe contra la Azienda sanitaria universitaria giuliana isontina y participar en la primera audiencia civil en el Tribunal de Trieste fueron pasos fundamentales.

La empresa sanitaria cumplió con la decisión del tribunal y, al cumplirse todas las condiciones establecidas por la Corte Constitucional, se hizo cargo de todo el proceso, proporcionando el fármaco, la instrumentación y el personal sanitario de manera voluntaria.

El fallecimiento de Anna abre una discusión sobre el suicidio asistido en Italia y destaca la importancia de la legislación y las decisiones judiciales en torno a este tema.

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