Woody Allen llegó a Venecia para presentar fuera de competición su 50º filme, Golpe de suerte, rodado en francés.
Tras el MeToo, la industria cinematográfica estadounidense rehúye asociarse con un director de cine bajo la sombra de las acusaciones de abusos sexuales que le lanzó su hija adoptiva, Dylan, ocurridos supuestamente en el año 1992, cuando el director aún vivía en pareja con Mia Farrow.
Dos investigaciones oficiales exoneraron a Allen, pero el escándalo sigue acosando años después al director neoyorquino.
Golpe de suerte cuenta con las interpretaciones de Lou de Laâge, Niels Schneider y Melvil Poupaud en los roles principales. La película es un drama amoroso a partir del reencuentro fortuito de dos antiguos compañeros de secundaria.
Ignorado incluso por la ciudad a la que dedicó tantas películas, Nueva York, Allen ha ido poco a poco orientando sus proyectos a Europa.
En tanto, la directora Sofia Coppola presenta Priscilla en el Festival de Cine de Venecia. Apenas un año después del gran éxito de Elvis, la película de Baz Luhrmann, Coppola vuelve a examinar la relación del rey del rock and roll con su esposa, la joven Priscilla, a la que conoció en Alemania mientras cumplía el servicio militar. Ella apenas tenía 14 años, él 24.
Priscilla es interpretada por la cantante y actriz Cailee Spaeny, y Elvis por el australiano Jacob Elordi.
