Ha fallecido la fotógrafa Letizia Battaglia. Sus cenizas fueron esparcidas en el mar de Sicilia, no lejos de Palermo, la ciudad donde nació y vivió toda la vida.
Su obra se hizo famosa por retratar el horror y la vida cotidiana de una Sicilia atravesada por la mafia. Una de sus fotos más famosas muestra al presidente siciliano asesinado en 1980: era Piersanti Mattarella, el hermano del actual presidente. En la icónica imagen el propio Sergio Mattarella sostiene el cuerpo de su hermano mayor.

Se encontraba en aquella calle por casualidad. También por causalidad había empezado el trabajo de fotógrafa unos años atrás. En un principio, era periodista.
Pero, según contó en diversas entrevistas, cada vez que proponía sus artículos los directores le preguntaban, “¿bueno, pero, ¿y las fotos?”. Ya tenía casi cuarenta años cuando incursionó en la fotografía.
Dentro de las obras de Letizia Battaglia destacan algunas fotografías que se han vuelto icónicas. Una del ex primer ministro Giulio Andreotti fue utilizada por la Justicia para intentar demostrar su nexo con la mafia.
En los 80 y los 90 participó en política para, desde el Consejo municipal de Palermo, implementar una fuerte política antimafia, gracias a la agrupación Rete.
Otra de sus fotos más conocidas, la bambina col pallone (“chica con un balón”), estuvo en la sala donde la ciudadanía la homenajeó por última vez.
Fue la primera mujer europea en ganar el galardón internacional Eugene Smith. En sus fotos lo que vuelve es sobre todo la ciudad de Palermo, sus caras, sus callecitas. Más allá de la iconografía mafiosa y el testimonio de los años más duros de la violencia en Sicilia.
Ella decía que no tenía una estética en su obra, sólo cabeza y corazón. Decía que le faltó la disciplina para ser escritora, pero no el impulso para hacer fotos, y que pensando en su vida, “valió la pena”.