Luego de varias idas y vueltas, el Gobierno aprobó en la noche del 13 de julio el decreto que prohibe a partir del 1 de agosto la circulación de cruceros en Venecia. De esta manera se busca preservar el patrimonio.
La decisión llega tras años de protestas de los residentes de la ciudad para prohibir el paso de grandes barcos por la laguna. Es que los naves generan un verdadero desastre: el hundimiento de los edificios, grandes inundaciones y contaminación.
La comunidad internacional, a través de la Unesco, también había manifestado su preocupación al respecto a las autoridades nacionales.
Rechazo del sector turístico
Las autoridades portuarias y los operadores turísticos rechazan la prohibición, ya que sostienen que la ciudad necesita los negocios que ofrece la industria de cruceros.
Está prevista una compensación económica para las compañías de cruceros y para los trabajadores que se verán afectados
La aprobación del decreto sobre los grandes barcos hace de este “un día verdaderamente importante”, aseguró Dario Franceschini, ministro de Cultura.
“No es exagerado llamarlo histórico porque después de años de espera desde el 1 de agosto no pasarán más grandes barcos frente a San Marco y el canal de la Giudecca”, agregó.
“Es una decisión esperada por la Unesco y por todos aquellos que han estado en Venecia y se han sentido abrumados por el tamaño de estos barcos que pasan por el lugar más frágil y bello del mundo. Una decisión importante. Habrá indemnización para quienes sufran daños por esta iniciativa, pero Italia finalmente pasa página”, celebró Franceschini.
A partir de agosto, los barcos de más de 25.000 toneladas no podrán circular por la laguna. Los cruceros normalmente pesan al menos cuatro veces más y pueden alcanzar más de 200.000 toneladas.