Para ser verdad, el regreso a la normalidad no podía prescindir del calcio. El paréntesis de abstinencia del balompié italiano que la Juventus abrió hace alrededor de tres meses, se ha cerrado con el mismo equipo.
La competición, el contrincante, las reglas y el escenario. En un protocolo que permite cinco substituciones y prohíbe sea el alargue que escupir, el equipo de Turín se enfrentó, en su cancha, aunque sin público, al Milán en la semifinal de la Copa Italia. En el partido de ida, jugado en la capital lombarda, el resultado fue 1-1, bastante favorable a los huéspedes. En el partido de vuelta, el primer tiempo pareció inclinarse aun más hacia la Juventus que pronto tuvo la oportunidad de un penal y de una superioridad gracias a una expulsión del mejor delantero adversario.
Sin embargo, gracias al error de Ronaldo desde los once metros y a su aguante, el Milan logró llegar al minuto noventa con el resultado de 0-0. O sea una par de cosas bastante extrañas, al menos hasta hace tres meses. Y sin embargo, la nueva normalidad, se parece, en el fondo, a la vieja: la Juventus va a jugar la final.