La ministra de Desarrollo Económico, Paola Pisano, ha presentado en el templo de Adriano, en Roma, el Plan de acción 2025 Estrategia para la innovación tecnológica y la digitalización del País.
“Lo que proponemos es una visión común, capaz de dirigir el país hacia la transformación digital y tecnológica por medio de tres retos, que conciernen la digitalización, la innovación y el desarrollo ético y sostenible“, indicó.
Pisano ha explicado que en los primeros tres meses de su mandato se empezaron “a crear las condiciones para un ecosistema que soporte la innovación” y se definieron las primeras fuerzas de trabajo operativas, a través de acuerdos con entes y asociaciones, realidades académicas y ministerios interesados.
La estrategia para los próximos cinco años está constituida por 20 acciones principales, entre las cuales se encuentra el concepto del ‘derecho a innovar’.
Según el Banco Mundial, Italia está tan solo en la posición 51 entre los países donde es más fácil crear una empresa. Por eso el Plan de acción punta a “consentir la experimentación de innovación de frontera, no aplicando temporalmente las normas vigentes, si necesario. Si la innovación demuestra tener un impacto social positivo, será modificada o creada la norma que permitirá a la innovación volverse un producto o un servicio”.
Algunas de las 20 acciones son ya conocidas, como la identidad digital, la aplicación para los servicios públicos, y otras innovativas, los polos del futuro, donde serán concentradas las tecnologías emergentes, con la asistencia estatal para que los polos escogidos puedan atraer los proveedores de servicios digitales.
Previstos también los Sábados del futuro, 10 sábados al año en los cuales alumnos y docentes de las escuelas superiores se encontrarán con investigadores y científicos de universidades, entes de investigación y empresas tecnológicas para recibir información sobre las últimas innovaciones.
Se prevé además una ayuda para los ancianos, con la entrega de una tableta donde habrá aplicaciones útiles y con la asistencia por parte de voluntarios, para que los ancianos puedan aprender a usarlas al fin de, por ejemplo, leer periódicos, ordenar fármacos y hacer compras.