La Procuración de Milán confirmó que los sensores que tenía el Puente Morandi no funcionaban desde 2015, cuando fueron cortados en tareas de reparación y nunca fueron sustituidos.
Aunque faltaba información técnica, Atlantia y Autostrade sabían desde 2014 que el puente tenía riesgo de derrumbe
Así lo decía un informe técnico, secuestrado por la Guardia de Finanzas en marzo. El mismo señalaba que existían posibilidades de colapso de la infraestructura. Ambas empresas lo examinaron en reuniones de sus directivas, incluso con la presencia de representantes del Ministerio de Infraestructura.
Según la Procuración, el cambio de los sensores recién estaba previsto para el otoño de 2018: el puente se derrumbó en agosto. Probablemente hubieran aportado datos más precisos sobre la inminencia del derrumbe.
Autostrade aclaró que el documento se refería a un “riesgo teórico”. “¿Riesgo teórico? ¿Y cuál sería el riesgo práctico?”, ironizó el líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y ministro de Relaciones Exteriores, Luigi Di Maio.
Por su parte, la actual titular de Transportes e Infraestructura, Paola De Micheli, calificó de “inaceptable” que no se haya actuado pese al informe.
“Es intelectualmente incomprensible”, agregó
