Los Museos Vaticanos son uno de los puntos turísticos más importantes de la Ciudad del Vaticano, donde a diario pasan miles de personas. No importa si se trata de temporada alta, baja o intermedia, siempre habrá una cola interminable de gente que quiere maravillarse con las obras de todo tipo allí exhibidas.
Sin embargo, uno de los rincones que no tiene la misma afluencia que otras salas es la ‘Colección de Carruajes’. La misma fue promovida por el papa Pablo VI en el año 1973 y en ella se conservan numerosos carruajes, sillas de mano o automóviles utilizados por los diferentes pontífices para su movilidad.
Una de las piezas más antiguas es un carruaje construido por Fratelli Casalini, en Roma, cerca del año 1850, durante el pontificado de Pío IX. Su nombre es ‘Berlina di Gala’ y tiene inscripciones que rememoran incluso a Pío X. La misma fue utilizada hasta principios de 1900 y las cuatro esquinas están cubiertas por plumas que, según el protocolo, distinguían al ‘Servicio Pontífice’ y era usada durante ceremonias puntuales.

El 9 de junio de 1930 fue donado un Citroën Lictoria C6 a Pío XI por parte de la división italiana de la casa francesa en honor a la Conciliación entre la Iglesia y el Estado Italiano y el 50º aniversario de la Ordenanza Sacerdotal del Pontífice (cumplido el 22 de diciembre de 1929).
De la ceremonia de entrega participaron los casi 200 operarios que trabajaron en su construcción, la cual tenía las características de la manufactura en serie, aunque contaba con detalles en oro en sus partes metálicas exteriores e interiores que la distinguían de los modelos convencionales.

Este Citroën Lictoria C6 fue usado por Pío XI y Pío XII, aunque este prefirió no usarlo durante los años de la Segunda Guerra Mundial, optando por una más austera y discreta Graham Paige 837.
Ese no fue el único auto que recibió Pío XI en 1930 (su papado duró entre 1922 y 1939), ya que también le fue entregado un Mercedes-Benz 460 Nürburg, el 4 de noviembre. Este sedán fue diseñado por el mismísimo Ferdinand Porsche y se basó en un modelo presentado en el Salón de París de 1928.

Las crónicas de la época reconstruyen las palabras de Pío XI al conducirlo por los Jardines Vaticanos.
“¡Un auto hermoso! Una obra maestra… una maravilla de la tecnología moderna”
Claro, es que ese Mercedes contaba con una potencia de 80 CV y podía alcanzar una velocidad máxima de 110 km/h. Cifras insólitas para la época.
En 1966, la casa alemana entregó otra unidad al Vaticano. Se trató de un Mercedes-Benz 300 SEL (serie W 109).
Ese sedán del tipo landaulet (las plazas traseras cuentan con una capota de lona) fue uno de los autos favoritos de todos los Papas. Tanto así que hasta Juan Pablo II decidió usarlo en 1981, tras el atentado sufrido en la Plaza San Pedro, aunque totalmente blindado para mayor protección.

Justamente aquél trágico episodio del 13 de mayo de 1981 es recordado con el auto en donde fue atacado el Papa polaco. Se trata de un Fiat Campagnola, donado en 1980 durante su visita a la ciudad de Turín, donde tiene su sede la compañía.

A las 05:15 PM de aquél día, el Sumo Pontífice se encontraba rodeado de fieles en plena Plaza San Pedro en la previa de la audiencia general. En ese momento recibió dos disparos provenientes de una pistola Browning calibre 9 mm que portaba el terrorista turco Mehmet Ali Agca.
El primer disparo le atravesó el abdomen y el otro, su brazo derecho, fracturando la extremidad. De inmediato, fue transportado de emergencia al Policlínico Gemelli a bordo de un Fiat 238 que oficiaba como ambulancia. En el camino, Juan Pablo II perdió cerca de tres litros de sangre, por lo que su vida corría serio peligro, pero tras cinco horas de cirugía, los facultativos salvaron su vida.
Ese 13 de mayo se conmemoraba la aparición de la Virgen María a los pastores de Fatima, por lo que el Papa consideró que fue la mismísima Virgen quien salvó su vida, por lo que los proyectiles fueron insertados en la corona de la Virgen que se venera en Fatima.
En 1983, Juan Pablo II se reencontró con el miembro del grupo terrorista ‘Lobos Grises’, perdonándolo luego de mantener una extensa charla a solas. Lo que concierne a la Fiat Compagnola, la misma fue reutilizada durante los últimos años del pontificado del ‘Papa viajero’ e incluso fue usada por Benedicto XVI en sus comienzos.

Uno de los autos más curiosos es el Lancia Thesis 841 ‘Giubileo’ que recibiera Juan Pablo II en los días anteriores de la apertura de la Puerta Santa por el Jubileo del 2000. Es que es un modelo único, un prototipo hecho por Lancia y que anticipaba las futuras líneas del Thesis 2002.

Este desarrollo encargado por el propio Gianni Agnelli, director de Fiat, tenía una carrocería de cinco metros y medio de largo, un motor de seis cilindros de 3,0 litros y una caja automática, cuyas relaciones le permitían tener un andar sumamente suave aún a ‘paso de hombre’.
Otra rareza de este Lancia Thesis es que contaba con un techo plegable hecho en fibra de carbono, por lo que el Santo Padre podía entrar o salir del auto caminando.
Pero claro que Ferrari no podía quedar ajena a la muestra de la ‘santa movilidad’. Una de las joyas de la colección es el volante del monoposto campeón del 2003 en Fórmula Uno de Michael Schumacher, el cual fue dedicado por el propio piloto alemán a su compatriota Benedicto XVI y entregado por Luca Cordero Di Montezemolo, por entonces presidente de Ferrari.
Al recibirlo, el papa hizo un paralelismo entre la compleja tecnología del volante recibido, y la “complejidad de conducir la Iglesia”

Una de las últimas piezas que ingresaron a la muestra es un Renault 4 del año 1984. El mismo fue donado el 7 de septiembre de 2013 al papa Francisco y fue propiedad de Renzo Zocca, párroco por muchos años del barrio de obreros de Saval de Verona.
Este compacto francés le había sido entregado a Zocca en 1984 por Eraldo Polato, vicepresidente del club de fútbol Verona, en donde este era capellán. Con el mismo, se encargó de recorrer más de 300.000 kilómetros para ayudar a sus feligreses de su parroquia.

Según contó el propio Zocca, sintió que debía donarlo al Santo Padre cuando le escuchó pronunciar la frase “una Iglesia pobre para los pobres”. Francisco aceptó el regalo, mantuvo un encuentro con el sacerdote y le confesó que años atrás en su Argentina natal tuvo un Renault 4, el cual es llamado por esos lares ‘Renoleta’ y que “nunca lo había traicionado”.
Estos son solo algunos de los modelos exhibidos en el Vaticano. Al momento de nuestra visita, una de las alas de la exposición, estaba siendo reacondicionada, pero se podía ver a lo lejos el Mercedes-Benz Clase G 500 que le fuera entregado a Benedicto XVI en 2007, entre otros.