El papa Francisco dio una conferencia de prensa el 10 de septiembre volviendo en avión desde su 31a visita apostólica en Mozambique, Madagascar y Mauricio.
Cuando un periodista del Mozambique le preguntó sobre xenofobia en su país, Francisco contestó: “Es una enfermedad humana como el sarampión”.
“Es una enfermedad, entra en un país, en un continente. Y hacemos murallas… Y las murallas dejan solos a aquellos que las fabrican. Sí, dejan fuera a mucha gente, pero los que se quedan dentro de las murallas quedarán solos y, al final de la historia, derrotados por invasiones poderosas“.
Según el Sumo pontífice, la xenofobia es una enfermedad justificable con la pureza de la raza. “Muchas veces” la xenofobia “cabalga los así dichos populismos políticos”. Francisco confió que ha oído discursos parecidos a los que hacía Adolf Hitler en el 1934.
“Hay un retroceso en Europa, pero también en África”, donde hay que resolver el problema cultural del tribalismo que en Kenia ha conducido a la xenofobia interna y al genocidio en Ruanda. “Allí hace falta un trabajo de educación, de acercamiento entre las diferentes tribus para hacer una nación”.
Francisco contestó a varias preguntas sobre colonizaciones ideológicas, sobre un posible cisma y, también, sobre los hijos. “África es un continente joven, tiene vida joven. Como he dicho en Estrasburgo, la ‘madre Europa’ se ha casi vuelto la ‘abuela Europa’, se ha envejecido. Estamos viviendo un invierno demográfico gravísimo en Europa“. Y explicó: “¿Cuál es el origen de este envejecimiento? Tengo una opinión personal: creo que el bienestar sea la raíz, agarrarse al bienestar“.
El Santo Padre opina que no se hacen hijos para no tener riesgos, por lo que “es un bienestar que te lleva a envejecer. En cambio, África es vida”.
Francisco añadió que en África ha encontrado el mismo gesto que había encontrado en las Filipinas, en Colombia y también en Europa oriental: las personas le mostraban a los niños, diciendo “Este es mi tesoro, esta es mi victoria”.