La tragedia ocurrió ayer en Piedimonte San Germano, Frosinone: la madre de Gabriel (2 años y medio), había llamado al numero nacional de emergencias (112) para denunciar que un automóvil había atropellado a su hijo, dejándole sin vida.
El equipo de investigación del Coronel Fabio Cagnazzo, comandante provincial, reconstruyó los hechos y llegó rápidamente a la conclusión de que el menor no había sido atropellado, sino que habría muerto por las manos de su misma madre, quien le habría tapado violentamente la boca para hacerle dejar de llorar, ahorcándole sucesivamente hasta quitarle la vida.
Los hechos ocurrieron mientras Gabriel y su madre (28 años), paseaban en proximidades de la casa de los abuelos maternos.
Las autoridades acudieron inmediatamente al llamado de emergencia de la mujer y, luego de intentar reconstruir las dinámicas del accidente directamente en el lugar de los hechos, notaron demasiadas incongruencias en la narración de la madre de Gabriel.
Sumadas éstas últimas a la falta de signos físicos de atropellamiento y fuga en el asfalto y a las evidentes marcas que dejaron las pequeñas manos de Gabriel en los brazos de la mujer en el intento de liberarse, los oficiales no tardaron mucho en hacer derrumbar la versión de la madre, quien fue conducida inmediatamente a la fiscalía de Cassino, en dónde finalmente confesó en presencia de su abogado.
La fiscal encargada Valentina Maisto ordenó la reclusión de la mujer en la cárcel femenina de Rebibbia con los cargos de homicidio voluntario; el pequeño Gabriel yace ahora en la morgue del hospital Santa Scolastica de Cassino, en espera de la autopsia solicitada por la fiscalía.
