Manuel Bortuzzo regresa por primera vez al centro de Ostia, en dónde nadaba y entrenaba a diario antes del trágico hecho del que fue víctima el pasado 2 de febrero.
Sonríe esperanzado mientras, acompañado por sus padres, responde a las preguntas de los periodistas. Bortuzzo confiesa que hubo momentos duros, especialmente cuando iniciaron las terapias de rehabilitación, en los que no pudo contener las lágrimas y el desaliento, pero afirma que “para seguir adelante no hay que mirar atrás” y asegura que no guarda rencor o palabras de odio hacia sus agresores, Lorenzo Marinelli y Daniel Bazzano.
“Lo que sucedió no se puede volver atrás, la vida te puede cambiar de un momento a otro por un millón de motivos; no es mi tarea perdonar a los culpables, ellos recibirán la pena que les corresponde”, reflexionó el nadador.
“Mi labor ahora consiste en luchar por mi recuperación, pues en 10 años me veo caminando, y participando a los Juegos Olímpicos. Ojo, que he dicho Juegos Olímpicos y no Paralímpicos”
Bortuzzo confirma sus intenciones de comprar una casa en Ostia y mudarse allí, pues sostiene que la localidad, aún habiendo sido el lugar en el que ha ocurrido la agresión, le ha dado en realidad mucho más de lo que le ha quitado.
“Mantengo encendidas la confianza y la esperanza; he perdido el uso de las piernas, pero lo considero sólo un problema logístico transitorio. Sigo siendo el mismo Manuel de siempre”.
El joven de 19 años sigue su proceso de rehabilitación en la Fundación Santa Lucía en Roma, en dónde día a día supera las dificultades y lucha por conseguir sus objetivos con la ayuda y sostén del equipo médico.
