Un pequeño niño se llevó todas las miradas —y aplausos— en la audiencia del miércoles 28. Wenzel Eluney padece autismo y se acercó hasta el Santo Padre en medio del multitudinario encuentro que Francisco tiene cada semana en el Vaticano.
Primero se acercó a un guardia suizo y comenzó a tocar su informe. El inocente gestó causó aplausos y la miráda atónica del propio papa.
En ese momento, su madre apareció en escena para llevarlo nuevamente a su lugar, pero Francisco le dijo: “Si quiere jugar, dejalo que juegue acá”.
“Es argentino, ¡un indisciplinado!”, bromeó Francisco
La reflexión sobre la libertad
La actitud del pequeño hizo pensar a Francisco sobre qué tan libres somos los adultos, en especial “ante dios”.
Por último, el papa pidió para que el niño pronto pueda comenzar a hablar.