Inicio Vaticano Francisco: “La pandemia pone a prueba las relaciones y el diálogo”

Francisco: “La pandemia pone a prueba las relaciones y el diálogo”

El Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro (Foto: Oficina de Comunicación del Opus Dei - Archivo)
El Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro (Foto: Oficina de Comunicación del Opus Dei - Archivo)

En su bendición Urbe et orbi, el papa Francisco se refirió a los conflictos en el mundo, a la pandemia y a la violencia de género. Pidió vacunas para los más necesitados.

El mensaje navideño del pontífice fue un extenso pedido por los males que aquejan al mundo. “Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto”, alertó.

“Corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas”, agregó

Desde la Logia Central de la Basílica de San Pedro, reflexionó sobre la pandemia. Para Francisco, reforzó “la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo” y rompió la tendencia “a salir, a encontrarse, a colaborar”.

En ese sentido, pidió por los cuidados necesarios para las poblaciones más necesitadas, especialmente en el terreno sanitario. En ese sentido, pidió que las vacunas lleguen a los más vulnerables.

El Papa tuvo una especial mención para “las víctimas de la violencia contra las mujeres, que se difunde en este tiempo de pandemia”. También para “los niños y adolescentes víctimas de intimidación y de abusos”, y para los ancianos, “sobre todo a los que se encuentran más solos”.

Francisco tuvo un especial recuerdo para América Latina. Sin mencionar a ningún país en concreto, dijo: “Que en los corazones de los pueblos del continente americano prevalezcan los valores de la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos”.

Además, pidió por la paz y el diálogo para solucionar conflictos como los de Palestina e Israel, Yemen, Siria, Afganistán o Etiopía, entre otros. “Existe el riesgo de no querer dialogar, de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos”, consideró.

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