El pasado 15 de mayo, falleció el músico Ezio Bosso, nacido en Turín hace 48 años, autor, entre otras, de bandas sonoras y música clásica.
Fue conocido por el público televiso a partir de su exhibición en la edición del Festival de San Remo del 2016
En esa ocasión tocó su composición intitulada Following the Bird.
El éxito fue enorme, y no solo por la actuación. Bosso era todo un personaje, y verlo en el escenario resultaba hasta algo incómodo. Este director de orquesta, este pianista, no tenía nada de austero.
Sonreía, pese a su cuerpo tan claramente enfermo. Un hombre alegre, aunque temblante, con un traje elegante, pero no clásico, y que sin embargo, subrayaba el valor del estudio, del rigor, de la disciplina.
El presidente de la República, Sergio Mattarella, lo ha definido como un “indomable”. Quizás pensando en su declaración: “He dejado de preguntarme por qué. Cada problema es una oportunidad”, pero también, en cuando lanzó: “Ya no consigo tocar el piano, no me lo pidan, me hace daño”.
Tras la cuarentena, soñaba con tirarse al suelo y disfrutar del sol.
De este confinamiento por coronavirus, declaró que era una buena ocasión para pensar en los equívocos cometidos. Por algo será que lo llamaban maestro.
