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La Casa del Bicentenario se convierte en la joya de la corona de Herculano

Casa del Bicentenario.
Casa del Bicentenario. (Foto: Wikimedia // Mentnafunangann // CC BY SA 3.0)

La erupción del Vesubio en el año 79 sigue siendo, a día de hoy, uno de los acontecimientos que más interés suscita a los historiadores.

En los últimos años se han llevado a cabo varios estudios que, en base a los restos materiales encontrados en Pompeya, situarían el desastre en el mes de octubre y no en agosto, tal y como se ha venido afirmando.

Por otra parte, también se han encontrado nuevos frescos que nos aportan más información sobre las costumbres y los hábitos diarios de los antiguos romanos. Uno de los últimos en ver la luz ha sido una espectacular representación de una lucha entre gladiadores, encontrado por los arqueólogos en una taberna de la ciudad. 

No obstante, la continuidad de estos hallazgos se encuentra amenazada por varias cuestiones

El cambio climático trae consigo importantes modificaciones en el valor de las temperaturas y humedad, lo que pone en riesgo la correcta conservación de las pinturas y restos materiales en su localización original.

A pesar de que existen diversas iniciativas que tratan de concienciar a la ciudadanía para tratar de reducir y evitar la contaminación atmosférica que provoca este fenómeno, como la celebración del Día de la Tierra o la puesta en marcha de diferentes cumbres internacionales como la que se celebrará en diciembre en Madrid, lo cierto es que el problema persiste.

Por otra parte, el elevadísimo número de personas que visita estos restos arqueológicos también supone un importante obstáculo para la conservación de los mismos en perfecto estado.

Precisamente el deterioro causado por la explotación turística fue el desencadenante de que la Casa del Bicentenario, ubicada en Herculano -la otra gran ciudad romana que fue víctima de la erupción del Vesubio- fuese cerrada al público en 1983.

Ahora, tras más de tres décadas sometida a importantes trabajos de restauración, esta vivienda romana ha abierto de nuevo sus puertas al público y en pocas semanas -la reapertura tuvo lugar a finales del mes de octubre- se ha convertido en un lugar de imprescindible visita para todos aquellos que se desplazan a conocer las ruinas de Pompeya y Herculano.

Uno de los motivos por los que esta domus romana llama tanto la atención de los visitantes es porque está considerada por los especialistas como una de las más lujosas de todo el yacimiento. Se trata de una casa perteneciente a una familia patricia, de alrededor de 600 metros cuadrados dispuestos a lo largo de tres plantas. En ella podemos encontrar suelos pavimentados con mosaicos, un impluvium de mármol y numerosos frescos y elementos pictóricos que representan diferentes escenas mitológicas, animales e, incluso, a los antiguos moradores de la casa.

La Casa del Bicentenario debe su nombre a que su descubrimiento tuvo lugar en 1937, 200 años después de que comenzasen los trabajos de excavación de la ciudad. Esta tardanza se debió, principalmente, a que Herculano quedó cubierta por cerca de 15 metros de escombros y rocas, en comparación con los cuatro metros de ceniza que sepultaron Pompeya.

Las imágenes que se tomaron durante aquella época sirvieron de modelo a los restauradores a la hora de llevar a cabo su trabajo.

Herculano.
Herculano.

En este sentido, cabe destacar que en las labores de restauración se emplearon técnicas y materiales innovadores

Así, por ejemplo, los expertos emplearon sobre los frescos una solución de gel no orgánico para eliminar la cera que antaño se les había aplicado con el fin de preservarlos y que, contrariamente, los estaba escamando. Gracias al empleo de estas medidas, hoy puede disfrutarse en todo su esplendor de los frescos de Venus y Marte, Dédalo y Pasífae, y Baco que decoraron las paredes de la villa romana.

Con todo, la tan esperada reapertura de la Casa del Bicentenario, que contó con la presencia del ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini, no se ha llevado a cabo en su totalidad.

La residencia romana todavía está siendo sometida a trabajos de restauración por lo que, por el momento, solo es posible visitar los frescos y algunos elementos icónicos como la cruz hallada en su interior, que los expertos ya han identificado como el antiguo soporte de un estante y no como un símbolo religioso.

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