En los días de la primera semana de abril entre los partidos de Gobierno ha habido varias tensiones. El vicepremier Luigi Di Maio se ha mostrado preocupado por las alianzas que la Lega está estipulando con los partidos europeos de la ultraderecha nacionalista, que llegan a negar el Holocausto.
La mañana del 5 de abril, además, el vicepremier del Movimiento 5 Estrellas ha subrayado que con los miembros del Gobierno de la Lega hay total sintonía cuando se trata de trabajar sobre hechos concretos por el bien de la nación, pero que no se trabaja con slogans como ‘se bloquea el país’ o ‘demasiados no’.
Di Maio lamenta que estas criticas han llegado precisamente después que él estuvo cuatro horas trabajando con el Ministerio de Economía para encontrar soluciones técnica para ayudar las empresas.
Hablando de la ministra de la Economia Giovanni Tria, Di Maio aseguró que hay sintonía cuando se trata de cosas concretas.
“Cuando se habla de ley sobre el aborto, choques ideológicos, o quizás cuando se empieza a hablar por medio de declaraciones de prensa sin mirarse en los ojos, empiezan los problemas”
La ministra Tria, por su parte, decidió dejar con adelanto el vértice de ministros de la economía europeos y regresar a Italia desde Bucarest.
Por otro lado el líder la Lega y vicepremier Matteo Salvini, al final del G7 interno de París, afirmó que las polémicas son inexistentes y que, como ha prometido, las victorias locales de la Lega en la elecciones regionales no cambiarán nada a nivel nacional.
Luego, en Milán, añadió: “Mañana iré a Verona para abrir el Vinitaly y quisiera que la Brescia-Verona-Vicenza abriera las obras mañana. Pero en el Ministerio de Infraestructuras están razonando”.
Por fin hubo un dares y tomares entre Salvini y el presidente de la Cámera, Roberto Fico, del M5E, que criticó la decisión del vicepremier de presentar una querella con el escritor Roberto Saviano, que vive hace años bajo escolta por sus encuestas sobre la mafia. La respuesta irritada del vicepremier fue “no me hago llamar mafioso”.